Global Trends To 2030. Challenges and choices for Europe

[one_half]

Autor: ESPAS
Año: 2019
Páginas: 52

[/one_half][one_half]

Para algo tan desconocido como el futuro,
parece haberse vuelto sorprendentemente
predecible. Una búsqueda en Google del ‘futuro
2030′ arroja más de 97 millones de resultados,
todos más o menos que afirman cosas
similares: ese 2030 verá un mundo más
conectado pero fragmentado, con cambios
peligrosos en la demografía y la energía, y
cambios peligrosos en la tecnología, el medio
ambiente, y la política.
El futuro, aunque en general negativo, parece
ser un lugar bastante seguro.
Esta ilusión de lo definitivo es creada por dos
dinámicas: primero, el tono pesimista que
recorre la gran mayoría de los informes de
previsión. Esta es una característica común
cuando se trata de pensar en el futuro, ya que
un estudio muestra que todos los estudios
realizados sobre el futuro en los últimos 70
años tienen una cosa en común; pesimismo. La
razón de esto es simple: aunque el optimismo y
el pesimismo son disposiciones naturales del
ser humano, este último es más frecuente por
mucho. Los seres humanos, genéticamente
hablando, están predispuestos hacia lo
negativo: algunos estudios incluso indican que
este es el caso particular de los europeos. En
segundo lugar, el pesimismo que lo rodea
alienta el pesimismo en la previsión: en
general, las afirmaciones negativas reciben más
atención que las positivas. Dicho esto, más
pesimismo en previsión no equivale a una
mayor precisión, como lo demuestra un
estudio.

[/one_half]

Compartir